Capítulo 1

Ingrid y yo acabamos de pintar el graffiti cuando oímos unas sirenas a lo lejos. Observo el precioso lobo retratado en la pared y como sus ojos amarillos están fijados en la gran noche. Ella me mira esperando un plan de huida. Me subo la capucha de mi sudadera negra tapando mi pelo rojizo y le señalo la puerta trasera de una tienda de antigüedades abandonada que está a medio kilómetro. Empezamos a correr justo cuando un policía bajo y delgado entra en el callejón con una Glock de calibre 26 en las manos. Un mechón de pelo rubio le cae por delante del gorro y sus ojos azules que destacan en la oscuridad parecen sacados de un libro de terror. 

-¡Arriba las manos! –grita el policía apuntándonos torpemente con la pistola, ya me lo he encontrado más de una vez y sé por experiencia que no va a disparar, pero Ingrid no lo sabe y se va alterando.

Yo me cierro un poco más la capucha mientras Ingrid se tapa con un pañuelo pareciéndose a un vaquero. La miro de reojo y veo que se va poniendo más nerviosa haciendo que se tropiece y caiga al suelo con un sonoro golpe. Me pide ayuda, levantando la mano hacia mí y yo no dudo ni un segundo en seguir corriendo hacia la tienda, quiero creer que si el policía no hubiera estado tan cerca hubiera vuelto a ayudarla.

Sin problemas de conciencia abro la puerta y la cierro de un empujón. Retrocedo un momento y miro por la ventana para ver que se llevan a Ingrid esposada, mientras el policía del mechón rubio se acerca a la puerta. Observo mis manos llenas de pintura e intento quitarla mientras veo un colgante de lobo en el suelo. Camino hacia atrás lentamente y de repente noto una mano tapándome la boca. Mis gritos son en vano, estoy atrapada.