jueves, 16 de enero de 2014

Capítulo 4



-No te asustes, Aurora, soy yo -dice una voz masculina.
-No soy Aurora, mi abuela es Aurora -digo girándome.
-Pues te pareces mucho a ella.
No sé qué contestarle, así que me limito a observarle, creando un silencio incómodo. El chico es alto y muy guapo. Tiene el pelo castaño claro bastante corto y los ojos azules y profundos como el mar. Su boca, curvada en una media sonrisa rebosante de confianza invita a besar. En ese momento se abre la puerta principal. El chico y yo nos giramos a la vez, cortando el contacto visual que nos unía.
-¡Alain! Qué alegría verte- dice mi abuela abrazándole.
-¿De qué le conoces, abuela?
Los dos se intercambian miradas potencialmente sospechosas.
-Es el nieto de una amiga.
No me lo trago, es más mentira que decir que el cielo es rosa. Yo me limito a mirarles desconfiada y luego subir a mi habitación, pero comienzan a hablar en un tono urgente, que me insta a quedarme en la escalera a espiar.
-¿Ya la ha encontrado?- pregunta mi abuela apremiante.
-Sí, y todavía no ha hecho nada para ponerse en peligro, aunque conociéndola no tardará mucho.
-Roxanne es un caso perdido…

No escucho más, porque he tenido que entrar a la habitación corriendo para que no me descubrieran mientras iban a la cocina. Me estiro en la cama cansada y me pongo a pensar, ¿Quién es Roxanne?

1 comentario:

  1. Viejos conocidos compartiendo secretos...
    Esto cada vez pinta mejor. Me alegro de que hayas vuelto a retomar la historia, me gustó bastante y me alegra volver a leerla, un beso
    Lena

    ResponderEliminar